El Puente Romano de Lugo, también conocido como el Puente Viejo, es un puente romano que atraviesa el río Miño en la ciudad de Lugo, en Galicia, España. Se cree que fue construido en el siglo I d.C. durante la época romana, como parte de la red de caminos que conectaban las diferentes ciudades del Imperio Romano.
El puente tiene una longitud de 104 metros y está compuesto por diez arcos de medio punto de granito. A lo largo de los siglos, ha sufrido varias restauraciones y modificaciones, pero conserva en gran medida su estructura original.
En la actualidad, el Puente Romano de Lugo es uno de los monumentos más importantes de la ciudad y ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es un importante punto turístico y un lugar de paso para los peatones que cruzan el río Miño.
Además de su valor histórico y arquitectónico, el puente ofrece unas vistas espectaculares de la muralla romana de Lugo, otro de los principales atractivos turísticos de la ciudad. En resumen, el Puente Romano de Lugo es una joya de la arquitectura romana que sigue en pie y en uso después de más de dos mil años de historia.
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